El reciente estudio realizado por UNESPA refleja que durante el 2016 los daños eléctricos supusieron 177.000.000 € en costes de cobertura de los hogares.
Los equipos eléctricos y electrónicos que se encuentran conectados a la red eléctrica, en algunos casos intercambiando datos y señales a través de líneas de comunicación, son altamente sensibles a las perturbaciones eléctricas. Estas redes de interconexión proporcionan una vía de propagación para las sobretensiones transitorias y permanentes.
Teniendo en cuenta que más del 95% de los aparatos eléctricos y electrónicos de los hogares se componen de una electrónica sensible, sin una adecuada protección, las subidas de tensión pueden acabar destruyendo y/o acortando la vida de éstos.
Instalar un protector contra sobretensiones evita la destrucción de los equipos y alarga su vida útil en más de un 20%, lo que permite reducir significativamente el volumen de residuos electrónicos. Asimismo, reduce el consumo eléctrico de las instalaciones y todo ello se traduce en ahorro económico y sostenibilidad medioambiental.
Además, proteger contra el rayo y las sobretensiones evita:
Daños a las personas.
Desgaste prematuro y/o destrucción de equipos e incendio.
Interrupciones de servicio.
Lucro cesante de la actividad.
Pérdida de datos.
En definitiva, una adecuada protección contra el rayo y las sobretensiones es indispensable para prevenir de los daños que provocan en los hogares.
Fuente: UNESPA - Informe estamos seguros 2016
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